domingo, 12 de agosto de 2018

Imágenes de la puesta en escena

Historial


-2019-2016-  Estrenada en espacio La Huevería (C.A.B.A-Argentina); VIII Festival de Teatro y Cultura Popular FIAPCO 2017-Perú; Ficus Festival Internacional de la Cultura en Santander-Colombia; IX Festival Internacional de Teatro Clásico adaptado 2018-Mar Chiquita, Premio: Mejor actor: Miguel Salinas.

domingo, 8 de mayo de 2016

Los Caravana Teatro

Nuestro antecedente inmediato fue un espacio alternativo en común: La Barraca en el barrio de San Telmo, La Damanthal Klinicke: acontecimientos simultáneos; investigación, búsqueda y aprendizaje; experimentos teatrales... Viajes, festivales, países nuevos, interculturidad. Resonancias y una escalada de palabras representativas, caravana de sensaciones, una tras otra: vertiginosa expedición Caravana.
Los Caravana Teatro, comienzan sus actividades teatrales en el año 2002.
Ser teatristas: actores, director y dramaturgo en incesante estudio, desmembrar cada instante del trabajo.
El actor como instrumento indispensable en la dramaturgia espectacular.
La poesía merece ser interpretada desde un cuerpo entrenado.
La luz, la música minuciosamente analizada, y un texto, complementan el trabajo.
Los Caravana Teatro, ética laboral, compromiso, profesionalidad, son los puntos que nos definen como grupo de personas; entrenamiento, estudio, análisis, nos reafirma como artistas. Recorrer el camino de los comediantes, de los actores de antaño. Un espacio y un espectador, será la posibilidad de hacer de ese lugar un teatro.

Obras estrenadas:

Crimenes de invierno, de José Luis Espada.

La flor decapitada, de José Luis Espada.

El disfraz, de Juan José Hernandez.

Ispahande Alejandro Tantanian.

Doble es bueno, de Graciela Ferrari.

La tercera parte del mar, de Alejandro Tantanian.

Al viento las margaritas, de Yamila Grandi.

Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores, de Federico García Lorca, versión de Gabriela Fiore.

Socavon, de Luis Cano.

Las lunas del gato nacional, de Yamila Grandi.

Argentinita feria expo show, de Yamila Grandi.

(Suplentes)...Cuando los cerdos arrasan, de Gabriel Cosoy.

Thyresias, de Christian Lange.

El cabotin, duende y maleficio, de Federico García Lorca. 

El conde del Maluco, de Rafael Nofal.

Los asilentes, de Fabián Politis. 

Miguelman, de Jorge Zanzio.

El silencio, de Alejandro Bilbao.

Sin testamento,  de Jorge Zanzio.

¿Bill?,  de Alejandro Bilbao.

Las partes del hedor, de Alejandro Bilbao.



Sobre la puesta en escena



Retomando la idea de generar acontecimientos escénicos y enmarcarlos dentro de una instalación artificial es desde ahí y partir de un texto escrito “El conde del Maluco” de Rafael Nofal, que intentamos re-presentarlo, hacerlo propio desde una violencia intuitiva y anárquica, de transformarlo y de resonar y multiplicar a partir de él, para que emerjan nuevos sentidos; experimentamos cruces, principal objetivo desde la dirección y puesta en escena. Reformulamos y decidimos nuestro espacio escénico. Investigamos la dialéctica autor, director, actor, público. Lo que acontece en el “entre” del actor con sus diferentes “otros” entre sí y de estos con el público, en el devenir. Exploramos la teatralidad del cuerpo y el espacio en el cual conviven estos “otros” pretendiendo así reforzar la idea dramática de la obra. La idea minimalista de la propuesta frente a la obra, acentúa la pretensión del trabajo dentro del lenguaje.

Alejandro Bilbao

viernes, 6 de mayo de 2016

espacio "La Hueveria"

Arrancando con la puesta en marcha de "La Huevería", una carta al vecino.

Estimado Vecino:

Nos permitimos entrar en su casa mediante esta carta, con un solo objetivo, conocernos a través del teatro. Una vez mas “La Huevería” abrirá su espacio al público para que disfrute, junto a nosotros, de nuestras producciones. Pero antes de continuar, queremos contarles con muy pocas palabras, sobre el valor cultural y emotivo que guarda este lugar: Hace catorce años, quedaba conformado “Los Caravana Teatro”. Éramos un grupo de teatreros en búsqueda de una identidad que nos uniera en la investigación experimental y la creación de puestas teatrales sobre obras de dramaturgos nacionales e internacionales. Pero para que este deseo tomara forma en nuestra realidad, necesitábamos un lugar para el trabajo, un espacio de pertenencia. Por aquel entonces, Don Modesto Simón López Linares, un inmigrante español laburante y poeta que plantó bandera en las tierras de Floresta y de All Boys, observando nuestro sacrificio e interesado en nuestra preocupación (Siempre recordaba cuando siendo niño veía llegar a las compañías de teatro a su Burgos, pueblo natal y veía a un tal “Chiripa” director de la compañía arengando a la gente para que concurrieran a la función, también nos contaba de las dificultades económicas de esa época de infancia, sobre todo para los artistas de teatro que llegaban a su pueblo, y las veces que se tenían que quedar más tiempo porque no conseguían reunir el dinero para seguir su viaje) en fin, tuvo la feliz idea y generosidad de cedernos un lugar del galpón que él poseía para su trabajo. Allí mismo, a unos metros de donde apilaba su mercancía para la venta, Don Modesto, solo pedía a cambio que nosotros también respondiéramos a su deseo, estrenar las obras en ese galpón. Él quería para su barrio, entre hogares y fábricas, un centro cultural, donde sus vecinos pudieran pasar un momento grato entre el teatro y la vivencia de compartir con el otro, algo más que un saludo cotidiano. Y el tiempo demostró que la promesa había sido cumplida. Hoy, esta querida Huevería tiene el rastro de veinte obras teatrales, ensayadas y presentadas en este lugar, y en otros también. Sí, hemos recorrido con nuestras producciones salas de teatro reconocidas y no tan reconocidas. Hemos viajado por el interior y fuera del país, participando de festivales teatrales y mucho, mucho más.
Y ahora, estamos aquí nuevamente, cumpliendo con el sueño de Modesto, ese poeta que ya no está más entre nosotros, presentando un nuevo trabajo, donde el Bufón del Rey “Juanillo” hace oficio de su arte al evocar las peripecias del viaje hacia el Maluco. 

“EL CONDE DEL MALUCO”

espacio La Huevería, Joaquín V. González 1583 (Portón verde)





Algo del viaje

En mi modesta opinión, ni el propio don Hernando sabía a donde íbamos, por mas que a todos quisiera engañar hablando de razones de seguridad para mantener oculto el secreto.Pero nada estimula tanto la imaginación de los hombres, como lo desconocido. Se habla de la zona perusta donde, según aquel Aristóteles que todo lo sabía, jamás llueve y las aguas hierven por el mucho calor, cocinando los maderos y desfondando las naves.
Se habla de terribles monstruos marinos que surgen de entre el vapor de las aguas al sur del cabo de la Esperanza y que atrapan y trituran los navíos como si fueran de azúcar. Se habla de las criaturas de las antípodas, que viven con la cabeza para abajo. De mujeres con cabeza de puerco y otras con pezuñas de yegua, que andan por las selvas enloqueciendo a los viajeros con sus hermosos cuerpos y sus rostros de vírgenes. Se habla de los hombres plantas que tienen un solo y gigantesco pie fijo en el suelo y también ¿por que no? de ardientes amazonas de un solo pecho que fuerzan a los hombres a satisfacerlas y lejos…mucho mas lejos, el Maluco, adonde se dice que vamos, el clavo, la pimienta, el azafrán, la canela, para regresar los mas ricos, con títulos, gobernaciones y honores sin cuento.

¿Pero que éramos nosotros con nuestros ridículos sueños e infantiles miedos? Simples marionetas movidas por hilos invisibles, títeres sujetos al arbitrio de unos locos para dar contento a los ricos, para que no falte en la mesa de los poderosos la pimienta con que sazonar la carne, ni el clavo y la canela para aromatizar su vino mientras nosotros lo bebemos agrio, mientras nuestra agua apesta y andamos peregrinos por mares sin vida y tierras desiertas; y cuando por fin llegáramos al Maluco, entonces se librarían de nosotros. El hambre y los peligros serían sus aliados. No les interesará devolver hombres a sus hogares, porque una vez alcanzada la meta, cada hombre será un escollo, un peso inútil en las naves construidas para el clavo y la canela.

En la mañana del veinte de septiembre de 1519, nos hicimos a la mar. Cinco naves negras entre negros nubarrones que cubrían el cielo y encrespaban las olas. A media mañana ya no se divisaba la costa y era tanta la furia del viento que hubo que amainar las velas. –Nunca regresaremos- murmuró una voz a mi lado –nunca-.